¡Un Día por los Demás fue todo un éxito!
En una jornada marcada por el amor, la empatía y la abnegación, los colaboradores del Colegio tuvimos la oportunidad de compartir con los más desfavorecidos de la sociedad, todas las bendiciones que a diario recibimos.
El personal interesado se dividió en cuatro grupos con distintos destinos:
El primero de ellos se dirigió hacia el corregimiento de Palmitas, donde sintieron en piel propia lo que significa habitar ese bellísimo territorio repleto de carencias económicas y espirituales.
“Mi experiencia fue espectacular. El llegar a cada una de las casas donde compartimos la palabra de Dios, llevar un poco de amor y de escucha a estas personas que estaban ávidas de compañía o de oír una palabra reconfortante. Entrar en sus corazones y darles un poco de la bondad de Dios fue una experiencia muy hermosa. Así se construye la iglesia y es algo que nos vivifica”, asegura Claudia Elena Velásquez, Asistente de Recursos Humanos.
Otro grupo estuvo en un hogar de madres adolescentes y tuvo la oportunidad de servir como inspiración y ejemplo de vida para ellas, brindándoles el calor de la esperanza tras haber vivido experiencias traumáticas.
Al respecto, Yazmid Londoño, Líder de Convivencia del Preescolar, considera que: “pude darme cuenta de la problemática y necesidades que viven muchas niñas de esta ciudad, y como solo la escucha y palabras edificadoras hacen que estas niñas sientan que son queridas y que cuentan con una sociedad que las quiere ayudar. Lo más importante es el amor con que te acercas a ellas”.
El tercer grupo tuvo el honor de servir en una residencia para ancianos en la que recibieron toda la sabiduría de estos abuelitos y aportaron su granito de arena para mejorar, en la medida de lo posible, su calidad de vida.
Nátaly Gómez Müller, English Head Teacher, recuerda que: “llegué con mucho temor, mucha expectativa de lo que me iba a encontrar porque uno siempre hace el paralelismo con lo que vive en su familia, con sus padres, abuelos, etc. Al principio me generó mucha tristeza, me conmovió, pero finalmente tuve que salir de allí y asimilar que la vejez hace parte de la vida. Terminé por darme cuenta de que lo único que tenía que hacer era escuchar, ni pensar mucho, ni planear mil actividades, solo con disponerme para escuchar de corazón a esos ancianos era suficiente”.
Finalmente, el cuarto grupo colaboró realizando labores de cocina y limpieza en un comedor comunitario del centro de Medellín. Allí, sintieron el placer de ayudar a aquellos que nadie ayuda y que por situaciones de la vida, hoy por hoy, buscan su felicidad en las calles de la Ciudad.
Harold Cano, Asistente de Papelería, afirma que: “me siento agradecido con Dios por haberme brindado la oportunidad de conocer a los habitantes de calle más de cerca, y darme cuenta de que en cada una de esas almas, Cristo está presente de una forma misteriosa. También, me parece muy valiosa la determinación de las personas que se entregan desinteresadamente por el más necesitado. Siento que debo volver de cuenta mía a aportar mi granito de arena”.
Como lo demuestran los testimonios de nuestros compañeros la jornada de misiones del Colegio Cumbres despertó todo tipo de emociones en sus asistentes, además de dejarnos valiosas y variadas enseñanzas que, por lo demás, esperamos que nos sirvan a cada uno para llegar Siempre Más Alto.
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